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sábado, 17 de mayo de 2008

Suna Rocha y los desafíos de Latinoamérica y su arte popular

“La música no escapa al sistema perverso del mercado” La artista popular Suna Rocha cuestionó el criterio comercial que rige a los festivales folclóricos, analizó el momento político de la Argentina y Latinoamérica y afirmó que “un país sin una cultura y una cosmovisión propia, es fácil de ser llevado a la deriva”.
Entrevista a Suna Rocha "La Maldición de Malinche es un tema que hace tiempo quería grabar y no lo había grabado por esas cosas de la vida. Y viene al pelo hoy, porque da la pauta de que la historia se repite, y que con otras caras, en otra dimensión, en otros tiempos, la historia continúa y es muy parecida. Esto de ser un país dependiente nos obliga a pensar que vamos a continuar dando nuestros recursos naturales, nuestro suelo, nuestra geografía y nuestra soberanía nacional. Por supuesto, pisoteando la Constitución Nacional, regalando territorios, vendiendo y malversando todo lo que nos pertenece. Siempre alguien se beneficia y da la casualidad que todo se habla en inglés que es el idioma de la deuda externa. Yo digo siempre que hasta el botón de la FM tiene las iniciales del Fondo Monetario. Que le hayamos pagado al Fondo no implica que no sigamos dependiendo de un país tan poderoso y tan aniquilador como Estados Unidos. La Maldición de Malinche es un símbolo de eso y yo he querido cantarla precisamente por eso. -¿Qué experiencia rescata de sus últimas actuaciones en vivo? -Por ejemplo, hace poco fui a Andalgalá a cantar solamente La Maldición de Malinche, en una mina que se llama La Alumbrera, que está contaminando las napas de agua y la gente está muriendo. Y van a abrir dos más que se llaman Filo Colorado y Agua Rica. Mirá que contrasentido... Agua Rica. La gente está preocupada porque están atentando contra la salud del pueblo, de sus hijos, y los dueños de las minas, que son capitales foráneos, tratan de poner mucha gasa y algodón en los hospitales y están presentes en todo. Yo pregunté si esas minas de oro eran fuente de trabajo para la gente y me sorprendí, porque generalmente esas empresas contratan gente de otros lugares, les hacen mierda los pulmones y el que no es de allí se va, se lleva su enfermedad y muere en otro lugar. -¿Cómo ve el momento político actual del país? -Yo noto que hay más claridad. Hay cosas que han cambiado bastante, pero me inclino por observar primero. Ni digo ni critico, hago en mi lugar. Canto a beneficio de Caritas, que es mi forma de militancia como artista. Hago cosas, no critico y me quedo en mi lugar. Trato de dar un poquito de mi canto para los chicos de tal lugar, a veces cantamos con el padre Luis Farinello. -¿Por qué carriles pasa o debería pasar el futuro del arte popular de Latinoamérica? -Por el intercambio. A mí me parece una muy buena idea el Mercosur. Pero si no hay una ley de mecenazgo, que está ahí durmiendo en el Congreso de la Nación, no se pueden llevar los cuadros de pintores argentinos a exponerlos en cualquier país de Latinoamérica. Fijate qué privilegio que tenemos los que hacemos música. Lo que más conocemos de los países a los que no hemos ido, es la música. Por eso los gobiernos dictadores persiguen tanto a los autores, compositores e intérpretes de la música, porque es un vehículo importantísimo para que los pueblos sean conocidos en su idiosincracia, sus comidas, sus costumbres... Ahí está todo. Debiera haber de una vez por todas un Mercosur que agrupe a los países latinoamericanos, ahora que parece ser que todo está cambiando y hay un Evo Morales en Bolivia, un Hugo Chávez en Venezuela, etcétera, y pensar que ahora las cosas debieran cambiar para bien. Hacer intercambios culturales, no sólo en la música, en todos los órdenes de la cultura, para que podamos conocer artistas, que los hay y buenísimos y son hermanos nuestros, del Río Bravo para este lado. Pero no están dadas las condiciones, porque necesitamos leyes que nos permitan intercambiar con rapidez, de un país a otro, las obras de arte. En lo que sea, alfarería, pintura, cerámica, escultura, cine... Latinoamérica tiene material humano para hacer ese intercambio y que seamos fuertes. Un país que no tiene su propia cultura clara y no tiene una cosmovisión propia, es mucho más fácil de ser llevado a la deriva.
Fuente: Boletín literario-Basta Ya!-Alexis Oliva

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