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viernes, 10 de octubre de 2008

Los pueblos originarios y su búsqueda de una naturaleza sin dueños

Los pueblos originarios de Argentina conciben a la naturaleza como parte de su ser y esencia y se niegan a adoptar la lógica de la explotación y el usufructo económico.
Antes de que se conociera el término “sustentable”, los indígenas convivían con su entorno sin destruirlo y hoy luchan para seguir viviendo de esa forma. Para eso se organizan fronteras adentro y afuera y denuncian atropellos de los gobiernos y las multinacionales.
En el país viven entre 450 mil y más de un millón de indígenas –según la fuente de consulta- de más de veinte etnias. Muchos permanecen en el entorno natural que los vio nacer, otros han tenido que migrar a las ciudades, en muchos casos por la creciente devastación en la que era su fuente de subsistencia e identidad.
“Los pueblos indígenas (cualesquiera que sean) tienen una cosmovisión en la que el hombre es un ser más entre otros de la naturaleza y, en cambio, la cultura occidental es eminentemente antropocéntrica, concibe al hombre como centro de la naturaleza y su tarea es dominar todas las cosas”, afirmó German Bournissen, Coordinador Nacional del Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (ENDEPA) "“Los pueblos originarios somos hijos de la tierra, que para nosotros es sagrada, por eso afirmamos que no somos dueños de la tierra sino parte de ella, que no la queremos para explotarla sino para convivir con ella, para trabajar cuidando la naturaleza con un desarrollo equilibrado para el bienestar común de la humanidad”.
“El aborigen sin tierra no es aborigen. Para ellos la tierra no es una simple mercancía o un bien de producción y lucro. Es como su espacio cultural, el lugar de sus mitos y su historia. Es el hábitat de vida penetrada de tradiciones y valores. Es el lugar donde reposan sus antepasados. Es la madre-tierra con quien conviven y mantienen una relación mística y religiosa.
"Entre los kollas somos parte de la Pachamama, de la apacheta. Por eso es que nuestros mitos tienen que ver con el respeto a la naturaleza”.
El coquena (ser mítico) cuida los animales, como la vicuña y el guanaco y nadie puede matarlo porque le ocurre: “Si así sucede, esa persona romperá el equilibrio, faltará el respeto a la naturaleza y como consecuencia padecerá enfermedades incurables que lo pueden llevar incluso a la muerte.
“Cada Mapuche está en relación, por ejemplo, con el Newen del agua, del viento, del águila o del choique (avestruz). Este es uno de los motivos que hacen que la relación del Mapuche con el territorio sea tan fuerte e importante, porque el territorio natural ancestral y sus fuerzas es lo que permite al Mapuche desenvolverse como tal”.
FUENTE ENDEPA

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