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lunes, 28 de diciembre de 2009

Re- fracciones

Sólo se ve una parte de algo. Esto se sabe. Apenas es posible apropiarse de una parte de todo lo que habría que saber. De otro modo no seríamos humanos. El que mira, decía Pichón Rivière cañoneando el paradigma de la objetividad, también hace sombra sobre la escena. Todo lo que vemos es fracción de algo mayor. Esa mayoridad está presente en la escena aunque no sepamos de ella. En el tiempo, por ejemplo, acerca del cual no tenemos percepciones inmediatas y sin embargo nadie se atrevería a negar su existencia.
El auto que veo desde mi terraza no es el mismo que ve el mecánico desde la fosa donde trabaja. Y sin embargo lo es. Es que no hay objeto ni objetividad que remitan al absoluto. El punto de vista es el objeto que vemos. La mirada es el objeto. No hay paisaje separado de la mirada. El objeto deviene tal si hay sujeto que mira.

¿Ves lo que yo veo? ¿De qué hablamos cuando reclamamos semejante identificación? Del objeto y del sujeto, seguramente, sin poder precisar las fronteras entre uno y otro. Con la comida sucede algo similar a lo que pasa con el aprendizaje. Parece ser que nuestro modelo nutricio no puede funcionar partiendo de la complejidad: necesita sintetizar para después construirla. Sin embargo, los alimentos que disponemos no están a nuestro alcance en sus formas simples, sino complejas. Los ingerimos así, para que el proceso metabólico los convierta en aminoácidos, vitaminas y minerales. Vamos y venimos entre la parte y el todo. Entre lo excesivamente simple y lo extremadamente complejo. Para aprehender, necesitamos recortar, simplificar, aplanar, desmenuzar, deshacer… Como esta suerte de metabolismo del aprendizaje no está reglado por información genética, sino por la cultura, demasiado a menudo perdemos de vista que esas operaciones de fragmentación nos alejan de la escena original. Nos quedamos con un fragmento del fragmento, pero como logramos nombrarlo en términos de patrones conocidos, creemos -ingenuamente- que hemos podido conocerlo, dominarlo, aprehenderlo; y en realidad apenas hemos desactivado una parte de la angustia que se despliega frente a lo que nos excede. Entonces decimos: ya sé, que suena muy parecido a yace, porque esa porción de conocimiento se nos queda asociada a una totalidad.
Aprender supone transitar ese camino que empieza en la angustia desbocada que nos dispara lo nuevo y termina poniéndonos en un punto de vista que no conocíamos cuando empezamos. Aprender a aprender supone conocer cómo es para cada uno ese proceso irrepetible durante el cual batallamos contra el deber ser que va alambrando prolija e implacablemente el territorio hasta tranquilizarnos. Supone desafiar esas reglas, indagar más allá, no dar nada por conocido y, como dice
Steve Jobs, mantenerse hambiento y desprejuiciado.
De modo que aprender, siguiendo con el paralelismo alimentario, no se refiere a comer, sino a alimentarse. Y eso tiene mucho que ver con la actitud con la que se enfrente el desafío, porque hay mucho más para aprender en el fallido que en el acierto, a condición de que uno pueda sostenerse allí, sabiendo que ese no es el resultado que buscaba y por lo tanto no va a quedarse con eso.
Formas asociativas de escritura
La propuesta de la sección Re-fracciones supone sobrevolar esas cuestiones trabajando sobre los territorios ambiguos de la polisemia, sobre las visiones diferentes de algo, a partir de un mismo disparador. Como gimnasia, servirá para alimentar el semillero cuando toque trabajar sobre el diseño de objetos de aprendizaje. Recientemente
publiqué un artículo al respecto en el Tilo.
Aquí la idea fue tomar un disparador, escribir algo sobre el tema, pedirle a alguien que también lo haga y publicar ambas reflexiones, en los dos blogs.
Para iniciar esta serie he contado con la inestimable colaboración de la profe
Cristina Alcarraz Vigil y la propuesta fue escribir algo a partir de este slideshow, que circula por la web. http://puntodepoder.blogspot.com/2009/10/arte-de-la-basura-plantilla-de-power.html
Las imágenes que ilustran el texto son parte del slide show que se ofrece para descargar y, a su vez, de la exposición Correr los Números, un Auto-Retrato del fotógrafo Chris Jordan, quien trata de llamar la atención sobre los millones de objetos que se acumulan en el planeta, fuera del alcance de nuestra vista.
Ese disparador me ha servido para pensar la presentación de la serie. A continuación el texto de Cristina.
De miradas y subjetividades
En las escuelas se reflexiona acerca del estado del planeta, mediante acciones de concientización donde encontramos nuestras huellas…El malestar es grande, cuando no hay respuestas ante los reclamos…se buscan otras formas, maneras de llegar, de promover conciencia pública.El planteo posibilita poder
:• “Denunciar desde el arte”
,• Mediante imágenes sugerentes ,la omnipresencia de la basura.
• Ver los desechos como símbolo de una época.
• Integrar arte y ambiente intentando generar una transformación cultural
• Desde una mirada nueva, conciente y reflexiva desandar los caminos y volver…
• Sensibilizar.
• Hacer conciencia y tomar acciones concretas dentro de las responsabilidades de ciudadano de nuestro planeta Tierra.
El Licenciado Alvaro D. Fernández, expresa que los seres humanos somos crías destinadas a humanizarnos en la cultura y eso marca un punto: la subjetividad del otro. Esa manera particular de ver el mundo, la naturaleza y de actuar en ella, es inherente a la constitución misma de cada uno de nosotros. Somos sujetos de la subjetividad del otro.El arte nos convoca desde lo simbólico, ofreciendo la posibilidad de volver a reconocernos en el sentido de algo que ya conocemos, pero que en ese reencuentro me reconozco.
El juego lo han abierto los artistas, nos convocan a jugar, no a que sólo contemplemos su obra, sino a atravesar sus obras sugerentes, en búsqueda de nuevos significados que orienten nuestro hacer: reflexionar y sentir la contaminación de nuestro planeta.
Ubicar el valor del arte como un acto educativo,que provoca conciencia, con la utopíade que provoque cambios en cada uno de los observadoresmultiplicando en prácticas colectivas hacia :“Un mundo más sano y limpio"(1)
(1) Alumnos y docentes 7º año 2003 –
Escuela 500-Domingo F. Sarmiento
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1 comentario:

Cotidiano399 dijo...

Puede creerse, en un mundo lleno de asimetrías, injusticias e ignorancias, que estamos solos: el preocuparnos por el equilibrio justo de los ecosistemas conlleva la existencia misma de nuestra práctica docente. Es dede ese sitio, con el diálogo y la reflexión, donde ha de construirse una nueva conciencia que posibilite romper los paradigmas del pasado y frenen la degradación.
Si trabajamos en ese sentido, con fe y determinación, seguramente que estaremos contribuyendo con la parte que nos corresponde en este mundo globalizado que se ufana de sus progresos en lo9 económico, pero que aún no ha podido prever y construir un mejor futuro, dede ahora.