Santiago Camuña participa en el colectivo Fogón Andino, grupo responsable de editar el periódico de actualidad indígena El Equeco, en la provincia de Tucumán. A días de haber salido el segundo número, cuenta en esta entrevista los orígenes del proyecto, las problemáticas que viven las comunidades originarias de Tucumán y cómo encaran la articulación con el pueblo Diaguita
Los medios masivos tucumanos se hicieron eco del caso [1]: la Comunidad India Quilmes, descendientes de los Diaguitas, reclamaron la “Ciudad Sagrada” como su territorio. Para el empresario Héctor Cruz, en cambio, se trata de las “Ruinas Quilmes” y por ello las explota como un emprendimiento turístico [2]. La resonancia del caso durante la pasada semana es en realidad una muestra de un extendido trabajo de resistencias y recuperaciones, de tierra e identidad, que se viene realizando en Tucumán.
De este modo no resulta casual el nacimiento de un periódico como El Equeco , desde donde se puede seguir de cerca el acontecer de estas luchas. La siguiente charla con Santiago Camuña, intenta difundir algo de esta trama.
- ¿Cómo se forma el grupo en el que estás, qué objetivos se plantearon?
- El Fogón Andino se forma hace siete años. En el inicio era el brazo de extensión de un proyecto de investigación en Filosofía y Letras, de una cátedra de Antropología Cultural. La idea era trabajar en el encuentro con comunidades con temas que tengan que ver con distintas carreras. Se trataba de insertar estudiantes -de derecho, agronomía, medicina, historia, arquitectura, biología, entre otros- y hacer una especie de encuentro cultural, por eso lo de Fogón Andino, con las comunidades de todo el NOA [noroeste argentino]. Se hicieron encuentros en Jujuy, Salta, Tucumán, en Catamarca y estuvimos cerca de hacerlo en Santiago del Estero con el MOCASE.
Este trabajo fue sostenido hasta que dejamos de ser parte del proyecto y empezamos a plantearnos un trabajo más a largo plazo con las comunidades, porque lo de los encuentros nos quedaba corto, ya que eran cuatro o cinco días de encuentro y diálogo que nos quedaban cortos. Además de ir las comunidades organizadas iba toda la gente, el vecino.
Actualmente los que estamos somos de las carreras de agronomía, medicina, ciencias económicas y arquitectura. Quedó un círculo de colaboradores de los ex fogones que son de derecho, bioquímica, de arquitectura, hay como un grupo de apoyo al Fogón.
- ¿Cómo es la articulación con las comunidades indígenas?
- Se busca trabajar con todas las comunidades que componen la Unión de Pueblos de la Nación Diaguita . Las comunidades indígenas que habitan actualmente la provincia de Tucumán, son descendientes principalmente de los pueblos Diaguita-Calchaquí y Lule Vilela, encontrándose asentadas en el Valle de Tafí, Valle de Trancas, Valle Calchaquí y departamento de Lules. Una de las comunidades que más desarrollo tiene es la Comunidad India Quilmes, donde está la Ciudad Sagrada, bastión de la defensa de los indígenas al exterminio español.
- ¿La Unión Diaguita implica sólo a las comunidades de Tucumán?
- No. Las comunidades de Tucumán, más las comunidades de Salta y Catamarca, conformaron hace dos años la Unión, que es una especie de coordinación política sin una formalidad determinada. De a poco han intentado trascender las cuestiones locales y pese a no tener una entidad formal son una fuerza política muy importante, por ejemplo es la que motorizó la reforma de la Constitución del año pasado [en Tucumán], donde se logró incorporar un artículo que es un poco más avanzado que el de la reforma nacional del '94, que les sirve como marco a la hora de hacer los reclamos jurídicos por conflictos por la tierra.
- ¿Cuáles son las problemáticas de estas comunidades?
- Las comunidades en general ven que el principal conflicto es la tierra . Para ellos las cuestiones de tierra tienen como un doble significado. Además de ser la madre tierra, la que provee las cosechas, con la que hay que estar en armonía, es decir toda una cosmovisión andina que viene de ser un pueblo originario, también hay un eje como sustento económico que tienen los pueblos . Hoy, salvo Amaicha del Valle, que tiene reconocida la propiedad comunitaria por una Cédula Real, el resto de las comunidades tienen serios conflictos con los terratenientes. Las tierras en Tucumán pertenecen a unas pocas y grandes familias terratenientes, vinculadas a la industria azucarera muchas de ellas, que se dividieron toda la provincia y que incluso llevan adelante desalojos, más allá de que hay iniciativas legales para que las comunidades hagan su estudio de tierra.
Hace poco desalojaron a familias que vivían históricamente en el centro de Tafí del Valle. Esta localidad es como la colonia de vacaciones de los terratenientes. Entró la policía y reprimió y hoy estas familias viven alquilando precariamente en casas de familia. Ahí se ve la distancia de lo que se puede reconocer en los papeles y la realidad política que se vive, con un gobernador como José Alperovich, que es un empresario y que defiende los intereses económicos de los grandes dueños de Tucumán.
Otro de los grandes problemas es el agua . Falta en casi todas las comunidades del valle. Esto se explica porque a media hora de las comunidades está Minera La Alumbrera, de Catamarca , que saca miles y miles de litros por día. Todo el microclima de la zona ha cambiado, y hay una gran amenaza, porque gran parte de los recursos mineros del país no están explotados y gran parte de los recursos amenazados están en las comunidades. El destino principal de estos recursos va a minería o a turismo.
El tema del turismo hace que en zonas como Tafí del Valle estén sobre explotadas y hay otras en donde aún no está desarrollado. Entonces hay comunidades que “molestan” dentro del recorrido turístico propuesto para desarrollar los emprendimientos de cinco estrellas.
- ¿Cómo es la economía de las comunidades?
- Cuando la industria azucarera requería más mano de obra, había más trabajo estacional. Entonces la gente bajaba para la cosecha de la caña y luego se volvía. La economía de las comunidades que aún son agrarias, es de subsistencia, en los mayores sobre todo. La generación que hoy tiene 40 años prácticamente no tiene una característica campesina ni de desarrollo de la agricultura. Trabaja en vialidad, tiene un negocio propio, hacen artesanías, una parte es empleada por los municipios o las comunas rurales, y los jóvenes en su mayoría migran a la ciudad o al interior. Hay un proceso en el que las nuevas generaciones ya no tienen las características de sus padres, quienes siguen yendo a los puestos, tienen vacas y aun cultivan.
- ¿La Unión Diaguita se da alguna política para recuperar esas prácticas?
- Hay todo un trabajo de intentar generar un desarrollo de la consciencia, el reconocimiento indígena, que es una cosa muy nueva para la mayoría de las comunidades, el decir “soy pueblo originario”.
- ¿Y desde cuándo se da esto para vos?
- Depende de cada comunidad. Quilmes tiene quince años de lucha. La Angostura un poco más de tres, como constitución del núcleo que se empieza a juntar más formalmente y constantemente. Están las características políticas de cada comunidad -no diferencias profundas pero si en algunos criterios-, también están las diferencias geográficas. Mientras por ejemplo en La Angostura están, relativamente, todas las viviendas concentradas, a Quilmes tenés que llegar en camioneta y andar como tres horas a caseríos de veinte casas. Así la complejidad es mucha para desarrollarse y para tener contacto hacia dentro de las mismas comunidades.
- Hablemos del periódico, ¿cómo surge la iniciativa?
- Uno de los problemas de las comunidades indígenas, y creo que de todas las organizaciones de Tucumán, es la falta de difusión. Una cuestión muy exacerbada en las provincias donde hay uno o dos medios hegemónicos y no hay nada por fuera de eso. Entonces el objetivo de El Equeco implica dos instancias. Uno es difundir en las comunidades mismas las cosas que pasan y difundir hacia San Miguel de Tucumán y al resto del país las problemáticas que salgan de las comunidades, creando redes. Nosotros no queremos ir a estudiar y decir “bueno, me parece que acá tal cosa...”, sino ir, hacer entrevistas, trabajar, tener relación con toda la comunidad y que se genere una red real utilizada por las comunidades y, como perspectiva, que no dependan de Fogón Andino ni de ningún otro elemento externo. No nos interesa teorizar desde afuera. La necesidad de crear una prensa y realizar trabajos como éste también surge como necesidad puntual de un Congreso Nacional de Pueblos Indígenas realizado en Cachi, Salta, en el año 2003. La segunda instancia, en tanto objetivos, es que aquello que pueda llegar a surgir sirva a las comunidades: si hay una demanda y se necesita prensa, o si se necesita ayudar y generar talleres sobre determinados temas. Nosotros nos planteamos en esta instancia por lo menos como apoyo para el fortalecimiento de las comunidades de base.
- ¿Qué significa El Equeco?
- El Equeco es una figura ancestral de la cultura incaica, venerada desde siglos antes de la Conquista. Sus seguidores le adoraban, pues se creía que, como el dios de la prosperidad y la fortuna, ahuyentaba la desgracia de los hogares y atraía la fortuna. Durante la colonización, los españoles intentaron erradicar su devoción, pero los indígenas se resistieron. Eso sí, la imagen sufrió ciertos cambios, entre ellos, su desnudez fue cubierta y sus rasgos alterados, ahora más mestizos.
La leyenda dice que si a él le falta nos falta a todos, entonces lo alimentamos. Lo alimentamos con la lucha, con el renacimiento de una sociedad cansada de ser aplastada. Lo alimentamos para que nunca nos falte nuestra alegre rebeldía, hoy hecha papel, queriendo recorrer los valles y la ciudad repartiendo dignidad, resistencia, por haber sobrevivido a la larga noche de los 500 años. Es así como una tradición prehispánica ha logrado sobrevivir el paso del tiempo, y es por eso que hoy comenzamos a alimentar a nuestro Equeco e invitamos a todos y todas a sumarse.
- Vos también estás en una agrupación universitaria independiente, El Andamio. ¿Desde la universidad qué política se dan para la transformación social?
- Las universidades no aportan en general un conocimiento crítico y en muchos casos ni siquiera técnico. En el caso de arquitectura la orientación es al arquitecto que ponga un estudio y haga un shopping y acumule el suficiente dinero como para poner una empresa constructora y gestionar. Obviamente que el perfil popular ahí no está. Nosotros buscamos una formación técnica adecuada pero sabemos que la universidad no es una isla, que desde allí sólo no va a venir el cambio, tiene que ir acompañando los procesos de lucha con las herramientas que se puede dar desde la universidad, que tiene que estar al servicio del cambio social.
- ¿Cómo está la participación política de las juventudes?
- Está baja. Tucumán fue vanguardia en los 70 y así está hoy. La dictadura se inicia en el año 75 en Tucumán con el Operativo Independencia, mataron y exiliaron a una generación, y mucha gente quedó quebrada y con miedo. Se generó mucho miedo y hoy se trata de una sociedad muy conservadora, una sociedad que lo eligió a [Antonio] Bussi, marca eso un ejemplo.
- Ya en relación al segundo número del periódico, a dos meses de salido el primer número de El Equeco. ¿Qué se proponían con la agenda periodística y qué se proponen ahora luego del balance inicial?
- En el primer número buscamos hacer conocer en dos sentidos la problemática indígena : hacia el público en general que desconoce el tema, decirles que existen las comunidades, cuales son sus demandas y sus problemas, tomando como eje temático la lucha por la tierra. Fue una apuesta a que llegue a las comunidades de base, que conozcan lo que en otras se está trabajando y pueda servir como elemento de difusión hacia afuera.
El segundo número toma como tema central el 12 de Octubre , y en él se muestra ya un protagonismo mayor de las mismas comunidades, quienes comienzan a escribir directamente el contenido de algunas partes del periódico.
- ¿Cuál es el balance de la repercusión y función del material que sacaron?
- Creo que fue importante. En la charla debate-lanzamiento participaron una gran cantidad de gente que abarcó distintos ámbitos, militancia universitaria, miembros de las comunidades, numerosos profesionales con relación al tema indígena, organizaciones de base, de derechos humanos, y sirvió como puntapié de un proceso que apuntamos a que crezca. Incluso para el segundo número ya se va a hacer una mayor tirada (mil ejemplares), suscribimos a mucha gente, lo que nos asegura una cantidad de gente a la que seguro le llega y sustenta económicamente el proyecto, que no cuenta con financiamiento de ningún tipo, y es solventado con actividades de autofinanciación de Fogón Andino, más algunas publicidades y adhesiones.
- ¿Qué perspectivas, propuestas o articulaciones tienen por delante?
- La idea es avanzar en relación con las comunidades, hacer la presentación del segundo número en alguna de ellas y continuar el proceso de trabajo en conjunto, lo que realmente sustenta la idea. Es un largo camino, pero creemos que hay una serie de organizaciones, gente vinculada a la universidad, ONGs, técnicos, que apoyamos el proceso de organización y lucha de las comunidades, y que tenemos que tejer redes que ayuden a que los objetivos planteados por éstas se cumplan.
Fuente Contacto:fogon.andino@gmail.com0381-15-4121-679
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